27 abr 2010

Economía financiera contra economía real (VII)

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(Los tiburones anglosajones logran la victoria sobre Grecia)

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Antonio Mora Plaza

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Como señala el influyente -de eso no hay duda- diario inglés The Economist[1]-, tras dos meses de reuniones de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno heleno, se desvelaba el mecanismo de rescate para Grecia acordado el 11 de abril. Las fechas, como se verá en lo que sigue, son importantes para valorar las medidas y los errores de unos y otros, aunque lo que no será tan brillante para el país heleno son sus cielos. El plan consiste en una línea de crédito de hasta 30.000 millones de euros al 5% de interés por parte de la Unión Europea[2] más otra línea de 15.000 millones por parte del FMI. También se desvelaba el reparto del crédito entre los países de la Unión, correspondiéndole a Alemania el 27,9%, a Francia el 21%, a Italia el 18,4% y a España el 12,2% (3.673 millones de euros). Cualquier ingenuo observador podría preguntarse si se necesitan dos meses para llegar a esto o si es que se han estudiado otras soluciones. Con la mentalidad neoliberal y bajo el síndrome de Weimar era imposible que la Comisión y los jefes de Gobierno de la UE llegaran a otras conclusiones. El retraso servía para varias cosas: a) castigar al pueblo heleno en nombre del gobierno actual por las fechorías del gobierno anterior (el del conservador de Karamanlis, el del engaño con Goldman Sachs); b) dar tiempo a la cancillera alemana, la señora Merkel, para calmar a sus posibles votantes en las próximas elecciones; c) para implicar al FMI en la ayuda; d) para determinar un tipo de interés punitivo para las finanzas griegas -y para el gasto social que hay detrás- por sus supuestos desmanes, pero no lo suficientemente alto como para que fuera peor el remedio que la enfermedad. Sigamos.

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Y aquí viene un error tremendo del actual Gobierno griego que ha pecado de ingenuidad, quizá porque no era consciente del enemigo que tenía enfrente. El día 15 de abril solicitaba entablar conversaciones con la Comisión, el FMI y el BCE para “un programa multi-anual si decidiera[3] pedir este tipo de asistencia”, en lugar de utilizar de inmediato el fondo de rescate y suscribir la emisión de la deuda griega -adelantando los vencimientos si es necesario- antes de que los diferenciales con el bono (bund) alemán se dispararan y pillar así, sin cobertura con ganancias ciertas, a los fondos especulativos que habían jugado a la baja a plazo -habían vendido lo que no tenían a plazo para comprar la deuda al contado en el momento de la suscripción-; cuando el mercado de los seguros sobre la deuda (cds) aún no se había disparado, y cuando los tipos de interés a medio y largo plazo era -como es normal- más alto que a corto plazo. Ambas cosas -cds y curvas de tipos creciente a plazo- indicaban que los fondos no especulativos aún mantenían un nivel aceptable de confianza en las posibilidades griegas. El gobierno griego creía que podía negociar con Bruselas, Alemania y el BCE, no sólo las condiciones de la línea de crédito para los vencimientos próximos, sino también para los que vencen en el 2011 y en el 2012, quizá en un intento de presentar algo que dar al pueblo griego. Y este fue su segundo error, porque los tiburones, es decir, los hedge funds, estaban al acecho y ya no iban a esperar; tampoco los gobiernos europeos, sobre todo Alemania, podían garantizar semejante pretensión. Fuera de contexto -y en mi opinión sorprendente- era lo que decía The Wall Street Journal el día 19 de abril, señalando -no me atrevo a decir que informando- que había en la zona euro un cambio de criterio para convertir “cada nación en el guardián fiscal de sus hermanos”[4]. ¡Ojalá fuera cierto!, pero me temo que no van por ahí las intenciones de Bruselas.

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El día 21 rectificaba el gobierno heleno e iniciaba conversaciones con el FMI y la UE[5], no para activar el fondo de de rescate de inmediato, sino para negociar sobre la activación del plan de rescate. Es decir, rectificaba un error para cometer otro. La consecuencia de esta dilación es la de que los bonos griegos superaron la barrera del 8% de interés y los tiburones se fijaban, sin dejar ese objetivo, otro: Portugal. De forma moderada, por más que alarme el periodista que recoge la noticia, pero el ataque a la UE por parte de los especuladores se extiende. En cambio, los gobiernos de la UE y sus burócratas no parecen entender cómo funcionan, no los mercados, sino los especuladores que operan en ellos, y acordaron un texto conjunto ¡para el 15 de mayo! sobre el plan de rescate porque el 19 de ese mes vencen 8.500 millones de la deuda griega. No entienden que los mercados y especuladores no esperan a estas fechas, sino que hoy mismo están ya descontando los valores a plazo de suscripción de la deuda helena, jugando a la baja -vendiendo bonos ahora al contado y a plazo- para comprarlos cuando se hayan asegurado que los precios de recompra sean más bajos que los de venta ahora, y de ahí las bajadas de las cotizaciones de los bonos pendientes de vencimiento y la consiguiente subidas de los tipos de interés.

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El día 22 de este mes se conocía que, según Bruselas, el déficit público griego era del 13,6% en lugar del 12,7%. La consecuencia fue una bajada inmediata de las cotizaciones de la deuda y su consiguiente subida de tipos de interés a corto hasta rebasar el 8% de la deuda a corto y el 10% para la deuda a más de 2 años. También los seguros sobre la deuda griega (cds) batían récords[6]. En vista de la situación, el día 23 de abril solicitó el primer ministro griego la activación tanto del fondo de rescate de la UE como el del FMI, ¡11 días después de su aprobación! Una gozada para los especuladores que han podido maniobrar y reducir riegos para sus apuestas bajistas. En este mundo de las finanzas especulativas, de los fondos de inversión, de pensiones y -con más razón- de los fondos especulativos, se opera con el criterio de: decide hoy y ejecuta -si puede ser- ayer. Lo que está pasando con la deuda soberana helena es un aviso para caminantes, porque los objetivos de los tiburones cambian, pero los sanguinarios mecanismos son los mismos dado que tampoco tienen muchas opciones por más que estudien sus operadores en Harvard y en otras costosas escuelas de negocios. A continuación -esta vez y quizá para no descubrirse- las 3 grandes agencias de calificación[7] rebajaban la deuda helena.

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Las preguntas del millón son qué es lo que va a pasar y qué es lo que hay que hacer. De lo sucedido podemos conjeturar que los ataques especulativos van a seguir, pero estos se espaciarán en el tiempo y se diversificarán por más países según qué políticas de ayuda a las deudas soberanas que sea capaz de implementar la UE y el propio FMI, que ha reservado 500.000 millones de dólares para este menester. La lección más importante del caso griego es la de que los ataques especulativos no van a parar por más medidas restrictivas del gasto público y de moderación salarial que intenten imponer los gobiernos a sus ciudadanos. El gobierno griego ha prometido una bajada brutal del gasto público para el 2012 y ya congeló hace más de un mes las pensiones públicas y los salarios de los funcionarios antes -otro error- de que la UE llegara a estos acuerdos, y no ha servido de nada. El caso español es muy distinto del griego, porque los sucesivos gobiernos de Zapatero rebajaron la deuda pública hasta el años 2008, deuda que había aumentado con Aznar, y ahora estamos en un 53,2%, muy por debajo de la media europea y por debajo de países como el Reino Unido (68,1%), Holanda, la misma Alemania (73,2%); más aún de la de Francia (77,6%) y no digamos de la de Italia (115,8%). Es verdad que nuestro déficit es de los más altos -a la par que el del Reino Unido-, pero lo que importa a medio plazo es la relación entre deuda soberana y PIB (índice de solvencia) más que el problema del déficit (índice de liquidez). En el caso griego, ambos son extremos (115,1% y 13,6%) y eso es aprovechado por los neoliberales para pedir la reducción de los déficits a costa de los gastos sociales, a pesar de que lo que sí puede constituir un problema son las deudas soberanas sin visos de amortización a medio plazo.

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Tanto déficits como deudas soberanas son problemas, no se puede negar, pero lo que convierte en tragedia el problema es la sujeción de la financiación de las finanzas públicas a los mercados cuando estos, en lugar de ser una solución, se convierten en un problema por la existencia de fondos especulativos, de especuladores que juegan con la buena intención de inversionistas no colectivos y de estafadores de chaqueta y corbata -y a veces con título universitario- que les aconsejan invertir (comprar) en determinados títulos, fondos y mercados cuando ellos -los operadores, los intermediarios- venden esos mismos títulos al contado para comprarlos después de que hayan bajado, asegurándose su bajada por las propias ventas -aumento de la oferta- que ellos inician. Es el caso de los piratas del banco de inversiones Goldman Sachs, del que hablaré en otra ocasión. Hay soluciones para la deuda soberana a corto plazo: a) suscribiendo el BCE las deudas soberanas con condiciones y límites; b) alternativamente, abriendo el BCE cuenta con los estados con condiciones y con tipos de interés progresivos -si se quiere- por los saldos deudores de estos. Con ello, los tiburones se devorarían en su propia salsa siempre y cuando se haga sin previo aviso; c) a medio plazo, asumiendo la UE como institución la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida de los estados; d) fijando los ingresos fiscales mínimos de cada estado; e) elaborando un sistema fiscal común y creando una Agencia Tributaria de la UE en sustitución -o en colaboración- de las agencias de los estados, pero con legislación común. Con ello los estados sólo decidirían la composición del gasto, pero no la cuantía de los ingresos, y eso es más que suficiente para el juego político. A grandes males, grandes remedios.

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Madrid, 26 de abril del 2010.

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[1] “The skies brighten over Greece” - The Economist, 11-4-2010: http://www.economist.com/business-finance/displaystory.cfm?story_id=15892064

[2] Ha de suponerse que la institución que lo otorgue es el BCE.

[4] “Greek Problems Will Drive Integration” - TWSJ, 19-4-2010: http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303491304575187712463200360.html

[7] Por orden de importancia, Standard and Poor´s, Moody´s y Fich.

26 abr 2010

La Espe

LA ESPE

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Antonio Mora Plaza

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La palabra chulo tiene al menos dos acepciones, una de las cuales tiene mala prédica -y con razón- porque está cercana a una profesión no reconocida, que es a la vez un delito y su ética no lo resiste ni la más laxa de las morales kantianas. Pero tiene otro significado más llevadero porque viene a significar: o me das la razón o te parto la face. Si es sólo una baladronada, puede resultar cheli, pero llevado al extremo es un brote de fascismo. ¿Y por qué de estas reflexiones previas? No lo tengo claro. Quizá el subconsciente freudiano me ha jugado una mala pasada cuando me había propuesto hablar de la Sra. Esperanza Aguirre. La culpa la tiene el Freud ese, que se encaprichó con el inconsciente (o subconsciente, que no sé la diferencia) y mandó a paseo al otro, al consciente, a la Razón, así, con mayúscula, hasta la hegeliana, que ya es atreverse a desacreditar a un compatriota. Además, chulo es palabra machista y no tiene femenino decoroso y sólo un equivalente femenino: verdulera, con perdón de la que tenga ese honrado oficio o similar.

Quería hacer un bosquejo físico de madame la presidenta, que es, por cierto, condesa consuerte, perdón, consorte de Murillo. A la fecha de hoy, 58 primaveras la contemplan, que la primavera pasa por todos, con más o menos provecho. Tiene la Espe dos ojos como dos puñaladas tomateras en pleno visage, pero los tiene, a pesar de todo, vivarachos, bien protegidos por unas bien pintados pestañas. La boca sabemos que tiene cuando sonríe por las comisuras de los labios que esgrime sin recato, y todo de tal forma que a mí se me hace su sonrisa como una mezcla del gato de Chesire de la “Alicia en...” y la Cruela de Vil después de raptar a los dálmatas, que a élla todos se le hace que todos los canes con pintas se parecen al Gallardón. Por eso les dice del alcalde a sus allegados: “Menudo pinta está hecho ese”. Pobres dálmatas, eso les pasa por querer escaparse de las Espe-Cruelas de turno. De los labios no tenemos noticia, pero a veces se deja entrever algún diente con sangre de alcalde, pero de forma moderada, como corresponde a una señora de derechas. De las cejas tampoco tenemos noticia: sólo sabemos que se dibuja con buena técnica un arco superciliar que no desentona del todo. La señora es de papada pellejil, pero eso es fruto de los años, no del horóscopo. En cuanto a las orejas sabemos que tiene, pero las esconde tras el pelo y con dos pendientes adosados, adheridos, adictos a los lóbulos, recatados ellos -los pendientes-, como corresponde a una señora del P.P. El pelo, no nos engañemos, es de vocación estropajo, pero se lo cuida con esmero y sólo delata su adn cuando sube a los helicópteros. Cuando dijo que ella tampoco llegaba a fin de mes se pegó un susto su peluquero, pero la presi no bajó la frecuencia de sus visitas, porque el pelo, con el tiempo clarea o se cae, pero no sufre arrugas, a diferencia del epitelio. En cuanto a la nariz es normal, pero resulta bonita en comparación con el resto. Y hablando de restos, del resto del cuerpo no digo nada porque una señora de derechas sólo tiene cuerpo para su marido. Que él la disfrute.

Se decía en tiempos de la dictadura que las mujeres se clasificaban de la siguiente manera: guapas, guapísimas y gildas, o, por el otro extremo, feas, feísimas y de Acción Católica. Pues bien, la Espe ha destrozado esta clasificación, porque las de derechas no pueden ser tan guapas que despierten la líbido de la clase obrera de zanja y martillo pilón, ni tan feas que no puedan lucir el palmito en un campo de golf. Los extremos se han borrado. He buscado una foto de cuando era joven, antes de su éxtasis tatcheriano, y no la he encontrado. Si alguien tiene alguna, por favor, que me la mande por el emilio.

En cuanto a su ideario político, lo podemos presuponer por sus obras -por sus obras les conoceréis-, pero no por sus escritos, que yo no conozco ningún libro suyo, pero si alguien conoce de alguno, escrito por élla, por favor, que me lo diga o me lo preste, no vaya a ser que me rebrote la ansiedad. Ella tiene adversarios en otros partidos y enemigos en el suyo. Para empezar, todos los allegados políticos del alcalde, el Sr. Gallardón. Por cierto, a ver si el señor alcalde decide el look de sus cejas, que nos tiene mareados con tanto cambio. Ella le tiene entre ceja y ceja, esas que se pinta con esmero. Si pudiera lo escabechaba y se lo entregaba a las monjas carmelitas del Santo Éxtasis, pero no le deja Mariano, su jefe de rompan filas y montañas nevadas. Ella es la oposición por excelencia. Cuando visita una institución pregunta: “Pública o privada”, y si la contestan que pública ella replica: “¡Me opongo y que la privaticen, venga ya!”.

Dicen las malas lenguas -la de los rojos, ya se sabe- que la señora Polo, la del Invicto, era el terror de las joyerías de Serrano porque nunca tenía suelto para pagar y elegía previamente a sus chóferes con los hombros encogidos por si les preguntaban algo al respecto. La Aguirre es también el terror, pero de lo público, porque allí donde posa su mirada de gorgona deja petrificado, perdón, privatizado la cuestión, al contado o a futuros, a tiempo parcial o full time, pero privatizado. Privatiza que algo queda es su catecismo laico. Privatizando llega al éxtasis, como Santa Teresa, pero la abulense tenía disculpa, porque entonces no se conocía la palabra orgasmo y se la llamaba éxtasis. Para descargo de la santa y de la gorgona hay que decir que la derecha tampoco usaba esa palabra hasta que llegó al Parlamento Soraya Sáez de Santamaría y la palabra vio la luz para la derecha, aunque fuera con retaco, perdón, con recato, a lo ferrero-rouché.

Confieso que tengo sueños eróticos con la Espe. Sueño que se me acerca deshabillé y me dice: “Cumple o te privatizo”. Lo digo en francés porque soy supersticioso y en mi lengua materna no me atrevo. Tengo que ir de nuevo al psicólogo no vaya a ser que se me resiente la líbido y sospeche algo mi mujer. Además, los sueños eróticos con la Espe se repiten y sólo me recupero recitando en voz alta lo siguiente:

Mujer de larga pierna y liga,

te ruego que en los días de otoño

te recojas un poco el moño

a la altura que yo te diga.

Y si no avanzo con mi psicólogo pues me apunto al de una señora mayor que conocí en la consulta y que también tiene sueños eróticos, pero con Álvarez Cascos, desde su rentrée en la política. La señora los llama pesadillas. Su caso es más grave, porque permanece hospitalizada y sedada en cuidados intensivos. La deseo de corazón una pronta recuperación, aunque dicen los doctores que la vuelta a la normalidad es imposible.

Por último tengo que confesar que tuve la tentación de enviar estas divagaciones sobre la Espe al Sr. Alcalde, pero luego lo he pensado mejor y he desistido: ¿y si el vampiro de la M-30 disfruta tanto con su lectura y se ahorra un orgasmo? Su señora no tiene la culpa.

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Madrid, 25 de abril de 2010.

20 abr 2010

Cuitas de Aznar y Sarkozy

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Antonio Mora Plaza

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Había una canción de la malograda Cecilia que se llamaba “Dama, dama”, en la que esta supuesta dama genérica y representativa de esa burguesía española franquista y católica-integrista que ha heredado el P.P., quería ser a la vez “la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro”. Pues bien, transmutada esa dama de sexo, pero sin dejar los otros atributos, nos da el Sr. Aznar, un ser atormentado por su complejo de bajito. Para compensarlo decidió convertirse en intelectual de la derecha sin dejar de ser político y sin dejar de estar acomplejado por ser... bajito. Y claro, esta mezcla insoportable y contradictoria ha estallado y el acomplejado es ya una fábrica de cretinez. Al acomplejado le hubiera gustado poder mirar por encima del hombre a Bush y a Blair, pero sólo les llegaba a la altura del sobaco y se tuvo que acostumbrar a oler a pelambre anglosajona para poder hablar en la intimidad con B. y B. de las non-natas armas de destrucción masiva. Ya le pasó -lo del sobaco- con Felipe González y luego con Zapatero. Por eso se sentía tan a gusto con Almunia en el debate, porque el aspirante socialista de entonces no andaba sobrado de centímetros.

La Botella -su mujer, claro- le dijo una vez: “Mira, Jose, o me llegas a presidente del partido o compro camas separadas”, y Jose Mari llegó a presidente del P.P. desde sus escritos falangistas en el diario de la Rioja. Pero a la Botella -su mujer- no le pareció bastante y le dijo de nuevo: “Mira, Jose, o me llegas a presi de Gobierno o compro camas separadas”, y Jose Mari llegó a la Moncloa, aunque le costó tres intentos y una campaña cuasi-golpista contra las instituciones de la democracia. Pero no se conformó la señora Botella e insistió más aún: “Mira, Jose, o me casas a la niña en el Escorial o ya sabes que hago con lo de las camas”, y Aznar, el acomplejado, montó la boda en el monasterio donde dirigió un imperio Felipe II a costa de arruinar la hacienda española por los siglos de los siglos. Claro que Aznar contó con la ayuda de los que se harían famosos más tarde por sus faenas de aliño en materia de corrupción: los Correa, los Bárcenas, los Agag, los Bigotes, etc.

Y como quiera que el acomplejado cumplía lo que la Botella le pedía cual trabajos de Hércules, decidió ésta que lo de las camas no era suficiente y pensó: “bueno, la cama de 1,30, pero para mí sola”, y le mandó a dar conferencias en inglés y en italiano, y en suajiri, si fuera menestar, y aunque hubiera que pagarlas. El del bigote le dijo a la Botella que el sólo hablaba español de falange y catalán en la intimidad y aquélla le replicó: “Es que si supieras idiomas no tendría mérito. ¡Ala! a viajar y no me rechistes”. Y desde entonces han cerrado escuelas de inglés como “Open english” y otras muchas por innecesarias y por competencia desleal. Porque Aznar será lo que sea, pero tiene la virtud de carecer del sentido del ridículo: no lo ha endosado a todos los españoles.

Sarkozy, el encoñado, es otra cosa. El gabacho está prendido de la grandeur como de una percha. También es bajito y le llega a la Bruni al sobaco, pero a élla le huele la pelambre a Channel n. 5 pour femmes. El franchute es también otro acomplejado, pero a tiempo parcial, porque sólo le sobreviene la cuestión cuando tiene que posar con la Merkel en las fotos de la entente gabacho-teutona. La germana le saca la cabeza a lo alto, y a lo ancho es como si se hubiera tragado un sincrotón de bolsillo. Y es que la teutona es como una walquiria tras un menú de degustación de salchichas de Frankfurt. Cuando lo pasa mal Sarkozy es en los bailes de la entente, porque teme perder la grandeur entre los pechos de la cancillera; pechos que les ha puesto nombre por joder al gabacho: Alsacia y Lorena. Cuando el francés se la arrima a medio metro, élla le susurra al oído con acento de Mein Kampf: “Villepin, Straus”, y a Sarkozy le da ganas montar la de Verdún, aunque pierda la batalla. Él es consciente de que si fuera conserje o pescadero -es un suponer- no cata a la Bruni ni en fotos. La verdad que por ese lado todos tenemos algo de envidia a Sarko, aunque haya tenido que meterse la grandeur entre la próstata y la rabadilla.

En cambio, el del bigote se ha tenido que conformar con la Botella -con mayúscula, de momento-, porque no todo se puede tener en la vida. Mala suerte, pero peor hubiera sido nacer 20 años antes, porque entonces la Botella sería de la Sección Femenina y a lo mejor le hubiera tocado compartir mesa y mantel con la Pilar Primo de Rivera, y eso no hay líbido que lo aguante. Dicen las malas lenguas que una vez Aznar le propuso un cambio de parejas en un baile hispano-francés con el fin de catar a la Bruni, pero cuando el gabacho le preguntó al del bigote que cómo se llamaba su costilla, éste le contestó: “Botella, president”, a lo que el franchute replicó contrariado: “Merci, mesié Ansar, pero no bebo”. El del bigote se ofendió y desde entonces no le habla. Fue un error de mesié le president, pero Aznar no admite errores ajenos: con los propios tiene bastante y siempre en la intimidad.

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Madrid, 21 de abril de 2010.

15 abr 2010

Mercados financieros contra economía real (VI)

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(Grecia: de homicidio inminente a suicidio larvado)

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Antonio Mora Plaza

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Hace ya 6 meses -en octubre del 2009- que las agencias de calificación junto con los fondos especulativos están preparando el asalto a la deuda griega para que esta se emita cada vez más con más dificultades, con diferenciales respecto al bono alemán de 4 o 5 puntos porcentuales, con el fin de que se abarate lo más posible y puedan estos fondos suscribirla para compensar sus posiciones cortas (vendieron y venden deuda que no tenían a plazo) y así tener el subyacente (deuda griega) a su vencimiento. No hay que olvidar que detrás del oligopolio de los fondos especulativos (hedge funds) están el resto de los fondos de inversión y hasta los fondos de pensiones, aunque los partícipes no lo sepan. Eso es así porque en tiempos de crisis el valor de los fondos en general ha caído así como sus rentabilidades y sólo hay dos formas de resarcirse: con nuevas entradas de dinero y partícipes -con el peligro de llegar a situaciones de no retorno, es decir, las pirámides Ponzi- o con revalorización de sus activos y subyacentes, y para esto no hay milagros en un mercado competitivo; no así ocurre con los fondos especulativos y sus aliados explícitos y/o implícitos, las agencias de calificación, que pueden actuar políticamente, manipulando los mercados y actuando coaligadamente. Así ocurrió en febrero con los grandes fondos angloamericanos en su reunión en New York.

Sin embargo, ya advertía que estas actuaciones -a veces desesperadas por el estado de quiebra de algunos fondos aún no descubiertos- no están exentas de peligro si la jugada no sale como la esperada. La secuencia de actuación suele ser la siguiente: una o varias agencias de calificación -tres son las que cuentan- rebajan la calificación de la deuda soberana -deuda pública- de un país; el país atacado no le queda más remedio que emitir deuda para pagar la que vence y quizá algo más; ante esta campaña, los diferenciales con el tipo alemán se disparan y la deuda emitida se abarata; por último, estos fondos suscriben la deuda abaratada. Si previamente tenían posiciones cortas -vendieron deuda a plazo que no tenían-, ahora tienen la oportunidad de, por un lado, obtener el subyacente, es decir, la deuda que no tienen para liquidar posiciones, y por otro lo hacen ganando por haber vendido la deuda más cara que la que suscriben ahora. Esta es la ingeniería financiera de los fondos especulativos. Y frente a esto se pliegan los gobiernos teniendo armas para enfrentarse a ello por mor del mercado y de otras zarandajas neoliberales.

En el caso griego las autoridades de la Unión Económica han demostrado su inoperancia y la desunión económica que impregna esta institución. De la social no hablamos porque no existe. El 11 de febrero se reunió la Comisión para estudiar el caso griego y hasta el día de hoy que escribo (13 de abril) la solución aún no es definitiva, aunque sí se ha avanzado en un llamado “plan de rescate”[1] de 30.000 millones de euros en forma de préstamo aparentemente privilegiado del Banco Central Europeo. El propio nombre de plan de rescate es suficientemente significativo de cómo se quiere mandar un aviso al pueblo griego y al resto de los países mediterráneos de que se trata de una medida excepcional que no podrá o deberá repetirse ni para Grecia ni para el resto. La cosa ahora está no en la cuantía del fondo de rescate, sino en el tipo de interés a que el BCE prestará al Tesoro griego para que cumpla dos objetivos: que suponga un castigo en términos reales a las finanzas griegas, es decir, al pueblo griego en forma de mayor déficit y endeudamiento y, por tanto, en forma de menores gastos sociales; pero a la vez que no deje a las finanzas griegas en estado de quiebra como consecuencia de que las emisiones nuevas de deuda no den para amortizar las antiguas y sus intereses.

El papel, no obstante, de la Unión Económica ha sido más que lamentable si se ha seguido la secuencia de los hechos desde febrero hasta hoy, porque quien de verdad ha mandado en el veredicto final ha sido la señora Merkel y, más subsidiariamente, el Sr. Sarkozy. La UE en manos de dos países, Alemania y Francia, cuando los acontecimientos son extra-ordinarios en el sentido literal del término. Para esto no se necesita tanta burocracia en Bruselas. A todo esto, el Parlamento Europeo ha sido el gran ausente. Pero ni con la concesión final de la canciller alemana ha sido suficiente para calmar a eso que llaman los mercados, es decir, a los tiburones de la especulación, sino que además se ha recurrido al FMI. Al final este organismo parece que está dispuesto a prestar entre 10.000 y 15.000 millones de euros a Grecia. Quedan acordados 30.000 millones de préstamos por parte del BCE, pero aún permanecen en el aire otros 23.000 millones que necesita Grecia para todo el año 2010. El problema ahora es fijar los tipos que otorgará el BCE los préstamos. Se habla de un 5%, que es algo mejor que los tipos de mercado que ya habían sobrepasado el 7%, pero aún están lejos del bono alemán, porque los 53.000 millones al 5% son 2.650 millones de euros de intereses, sólo para tratar de calmar a los tiburones.

Sin embargo no todos son derrotas por parte de los europeos continentales frente a los fondos anglosajones, porque ante el mero anuncio de un posible acuerdo -aún no se hablaba de plan de rescate- el 11 de febrero, el fondo especulativo Brevan Howard Asset Management -dirigido por Alan Howard- decía que se había distanciado de las operaciones bajistas[2]; también el Moore Capital Management dirigido por Louis Bacon decía que su fondo ya no apostaba por la deuda griega. Doy estos nombres que han aparecido en la prensa[3]; también los nombres de los fondos que actuaron contra la deuda soberana de los países mediterráneos en febrero de este año: Balestra Capital, Hayman Capital Partners, North Asset Management y Pivot Capital Management[4]. Todo ello para que se vea que los mercados tienen nombres y apellidos y que los que cuentan se cuentan con los dedos de las dos manos (y a veces con los de una). Pero los tiburones se retiran ante el peligro pero no del todo si siguen oliendo sangre y como quiera que la UE seguía vacilando, reunión tras reunión, sin dar una solución concreta y final, con la Merkel poniéndose bizca con un ojo en Grecia y otro en su electorado, y con un Sarkozy con un quiero pero no puedo sin la compañera teutona de baile, el caso fue que los tiburones volvieron y mandaron a la pequeña de las tres agencias de calificación de avanzadilla- la Fitch[5]- y rebajó esta la calificación de la deuda griega hasta homologarla con los bonos basura el 9 de abril. Por eso ya no se podía esperar más tiempo y los ministros de finanzas de la eurozona se pusieron de acuerdo -¡al fin!- y el 11 de abril acordaron el plan de rescate ya comentado. En concreto y sin hacer uso de los fondos del plan de momento, el Tesoro griego ha emitido deuda por 780 euros nominales al 4,55% a 6 meses y otros 780 millones al 4,85% a 12 meses. Para dar una idea del encarecimiento, el 12 de enero obtuvo 3.700 millones al 2,2% y ya entonces y mucho antes el déficit y la deuda griega eran de sobra conocidos[6]. En definitiva, para guardar las formas, los fondos especulativos, el resto de los fondos interesados, la UE, la Merkel y compañía han llevado al Tesoro griego y a su gobierno de un homicidio inminente a un suicidio larvado, que siempre queda mejor y está menos castigado. Y todo para que sirva de aviso a caminantes. La UE ha fracasado en lo económico y en lo financiero: ¿cómo será y cuanto tardará cuando aborde los temas sociales, los salarios mínimos comunitarios, la sanidad común, las pensiones homologables o la armonización fiscal? ¿Lo harán alguna vez? ¿Qué opina de todo esto el Parlamento Europeo? Sin noticias.

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Madrid, 13 de abril de 2010.

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[1] Rescue plan.

[2] Que ya hemos comentado anteriormente.

[3] MarketWatch.

[4] Según The Wall Street Journal.

[5] El País, 9 de abril.

[6] Según Bloomberg.

8 abr 2010

Messi y el fútbol de los sueños

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Antonio Mora Plaza

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Yo soy de lo que era un pueblo cerca de Madrid (Vicálvaro) y nuestro único mundo deportivo era el futbol. En pleno franquismo -tengo 57 años- no había otra ilusión en el erial de los juegos -entonces el concepto de ocio no existía- que darle patadas a un balón y/o jugar a los billares donde los había. Darle a la pelota era más barato. Así pasamos de la niñez a la adolescencia los hijos de los pobres, aunque de ilusiones fuéramos ricos. Si alguien se fijaba en ti en el erial franquista podías ir a algún equipo infantil o juvenil de los poquísimos que había. Si además llegabas a jugar en ese supuesto equipo infantil o juvenil con un entrenador de los pocos que había en el erial franquista, entonces te explicaba que por más que fueran tus habilidades no sabías jugar al futbol, porque ese deporte era lo contrario de lo que hacías con el balón con los chicos del barrio, porque en el erial franquista, los barrios eran donde vivían los pobres. Si te gustaba regatear -es un suponer-, el entrenador te decía que primero tenías que mirar a tus compañeros porque era preferible pasarle la pelota a uno de ellos; si te gustaba ir hacia adelante, te decían que debías guardar la posición; si te gustaba ir a disputar la pelota, buscarla, acosarla, te decían que primero debías estar en tu demarcación y cubrir líneas de pase. Y así una retahíla de normas aburridas y exasperantes cuando tú medías tu satisfacción por las veces que tocabas la pelota durante el juego. A veces los niños nos íbamos detrás de las porterías de los mayores para cuando se fuera el balón por la línea de fondo -el nombre lo aprendía ya de mayor- poder devolverla pelota y así encontrar la satisfacción de golpear tan dócil y duro elemento. En el erial franquista estas eran nuestros primeras satisfacciones hasta que te fijabas -cosa casi de repente- en las chicas, y los más afortunados tenían alguna opción con ellas, porque en el erial franquista eso era coto vedado, aunque algunos -sin saber porqué- entraban en el coto y a veces... cazaban.

Pues bien, viendo jugar a Messi recuerdo mi niñez. Messi juega como un niño, pero burlando a los mayores, con el desparpajo de quien no ha sido corrompido por la moral de los mayores, por las normas de los mayores, tratando como niños a los de barba cerrada y pelos en las piernas. Messi, a veces, coge el balón y recuerda al niño que fue y que aún es, y se va con él hacia adelante, con quiebros y requiebros, buscando las piernas del contrario para dribarlas con la disculpa del balón y del juego; es el baile de un solista en un coro que improvisara siempre los movimientos con el objetivo de alojar el balón entre los 3 palos llamada portería y con el permiso del cancerbero, llamado también portero (lo de cancerbero no lo entendí hasta que leí la Divina Comedia). Messi no busca el agrado ajeno, la admiración del otro, el aplauso de los suyos: sólo busca su satisfacción, que es seguir siendo un niño a pesar de su edad, a pesar de sus compañeros, a pesar del contrario, a pesar de los sesudos y a veces arbitrarios árbitros. Messi nos vuelve a la infancia cuando casi la teníamos olvidada, a nuestra patria que es la infancia, como decía el recién desaparecido Miguel Delibes. Con Messi renace el deseo de inmortalidad, por eso ¡ójala! que nunca te hagas mayor, que nunca madures futbolísticamente, que no te contaminen los entrenadores y demás con tácticas y estrategias, con líneas de pase y posiciones, con entrenamientos sin balón, con pesas y ejercicios espurios. Messi, si hubieras nacido en pleno helenismo, habrías sido elegido por los dioses para los olímpicos, para el Olimpo de los juegos; te sentarías, al lado de Hermes, de Artemisa, incluso al lado del desterrado Hades, para compartir con ellos la ambrosía, sus privilegiados asientos y sus virtudes, porque tú estarías exonerado de defectos. Pero estás con los mortales en el siglo de la anodina tecnología de la comunicación y de la desigualdad. Messi, sigue adelante, juega como sabes, es decir, disfrutando como un niño, porque así y sólo así nos harás disfrutar, devolvernos la infancia y los deseos de inmortalidad a todos, también a los hijos de los pobres.

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Madrid, 8 de abril de 2010.

El error secular de la izquierda

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Antonio Mora Plaza

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El triste devenir de la política en Italia y los resultados electorales del mes de marzo me viene a las mientes la definición de Marx sobre quiénes son revolucionarios. Dice Marx que “revolucionarios son los que no tienen más que perder que sus cadenas”. Se ha tomado este aforismo de Marx como un grito revolucionario, como una apelación que quedara en el saco de lo ideológico. Craso error. A mí me parece que es una definición -si nos ponemos cartesianos- precisa de cuáles son las clase sociales o grupos sociales que cumplen las condiciones necesarias para querer cambiar la sociedad en un sentido de mayor justicia e igualdad. Marx y Engels no dan puntada sin hilo por su pretensión de trasladar el método científico de Galileo y Newton al ámbito de lo social[1]. De este criterio o definición marxiana la izquierda comunista y, en alguna medida y en otras épocas la socialista, ha pasado a creer que la clase obrera -proletaria en Marx- es la depositaria de ese carácter revolucionario por el sólo hecho del papel que juega en el sistema de producción capitalista, ahora y desde el siglo XIX. En mi opinión ha sido un error. La izquierda y los sindicatos que pretenden cambiar el sistema capitalista y no sólo gestionarlo mejor -aunque sea con un mayor sesgo social- deben rectificar este error estratégico porque de él se deriva una riada de errores tácticos sin solución de continuidad.

Del análisis de las anteriores elecciones en Francia que llevaron a Sarkozy al poder se deducía que los asalariados en este país y en especial en feudos obreros habían votado más al partido de este soñador de La Grandeur perdue que en otras regiones menos obreras; incluso una gran parte del voto a Le Pen se debía a la clase obrera. Algo parecido ocurre en Italia desde la llegada del nuevo Duce, es decir, de Berlusconi. El norte de Italia, especialmente la Lombardía y el Piamonte (Turín), los feudos obreros de Italia están en manos de la Liga Norte, es decir, de la extrema derecha independentista. En ello algo tiene que ver la clase obrera de esas regiones, sea por acción o por omisión. Y la historia se viene repitiendo en Francia, en Italia y en España, donde, por ejemplo, los barrios más obreros (Madrid) están cayendo en manos de una tardofranquista como la Sra. Aguirre, una reaccionaria que parece salida de la Sección Femenina del P.P.

Los ejemplos se pueden multiplicar y tienen constancia en el tiempo. No se puede votar al P.P., al PDL, a la Liga Norte o al partido de Sarkozy y querer cambiar la sociedad en un sentido de mayor justicia social, económica, de mayor igualdad, incluso respetando el capitalismo como sistema económico. La izquierda debería rectificar el error de creer que las clases revolucionarias o simplemente de izquierdas se derivan de su posición en el sistema económico o, en lenguaje marxiano, del papel que tienen en las relaciones de producción. Había un sindicalista de cierto rango que se enorgullecía de que en el sindicato fuera tan plural que hubiera afiliados que votaban al P.P. Mayor error es imposible y mayor desvergüenza para ambos -para el sindicalista y el afiliado- tampoco; y lo que es peor, mayor lastre para los sindicatos, tampoco. Los sindicatos mayoritarios deben pasar de ser eso que se llaman sindicatos de clase a ser sindicatos para cambiar el sistema, sea de la clase que sean sus sindicalistas, afiliados, votantes y simpatizantes. No importa si eres obrero o eres autónomo, si eres oficinista o pensionista, si eres rico o pobre, lo que importa es cómo administras tu margen de maniobra en aras de cambiar el mundo en que vivimos -todo el mundo, es decir, el planeta- en un sentido determinado, en un sentido mayor igualdad, mayor justicia social, mayor libertad. No importa lo que pienses o de donde procedas, sino lo que haces, a lo que voluntariamente te comprometes contigo mismo. Los sindicatos y la izquierda siguen adscritos ante esta ilusión de las clases sociales como si los que quieren cambiar la sociedad en un sentido socialista dependieran del tipo de su contrato laboral. Suena caricaturesco, pero es una realidad. Si los sindicatos, la izquierda del PSOE y el propio PSOE quieren recobrar el prestigio perdido tienen que cambiar muchas cosas, algunas metas, muchos programas, pero, en mi opinión, resulta ineludible definir de qué mimbres, de qué cañamazo está formado la urdimbre de sus fuerzas para abordar con realismo elecciones sindicales y políticas, para posibles pactos políticos y sociales, para posibles alianzas entre la izquierda y sindicatos dentro de su autonomía.

¿Es esta visión, esta crítica, algo original o novedosa? Ni mucho menos. Si leemos al Marx del 18 Brumario o el de las Clases sociales en Francia, vemos como analiza de forma dinámica el proceso revolucionario, cómo unas clases sociales sobrepasan a otras, a veces de forma sorprendente, en sus reivindicaciones. Lo mismo con Lenin y con el Mao de las clases sociales, obligado por la falta de una clase obrera en la China de la Gran Marcha, por poner ejemplos de revolucionarios que lo fueron en un momento determinado, aunque luego el devenir histórico merezca otro juicio. En cambio, releyendo a Althusser[2] veo y recuerdo esa frase del filósofo francés de que “la Historia es un proceso sin sujeto”, negando en cierto modo el papel del individuo en la Historia, para sustituirlo por las clases sociales per se. Aunque resulte increíble, al mismo resultado -aunque desde el lado contrario- se llega con la concepción de Ortega en La Rebelión de las masas, donde el filósofo madrileño se lamenta de la sustitución de la élites que dirigían la sociedad por individuos indiferenciados (las masas) que se han convertido en protagonistas de la Historia. Ambos llegan a lo mismo: sean las élites o las clases sociales, ambas están dadas, unas sustituyen a las otras como motores del cambio. En origen, ambas concepciones son sugerentes, pero de ellas se deriva un poso peligroso: una vez adscrito cada papel a cada intérprete, ya no se puede cambiar; por ejemplo, una vez adscrito al proletariado su papel revolucionario (Marx), no hay que analizar en concreto su función en cada coyuntura; una vez adscrito a la clase obrera o a los asalariados el papel del sujeto y objeto sindical no vale la pena analizar su comportamiento en el ámbito de la empresa, en lo político, en lo social e ideológico, porque a esa clase nos debemos, aunque voten a Le Pen, a Umberto Bossi o a Esperanza Aguirre.

Un ejemplo que se de deriva de este error secular de sindicatos y partidos de la izquierda transformadora en España son los casi 2 años que llevan CC.OO. y UGT intentado pactar con los empresarios. Estos últimos no tienen nada que ofrecer a la parte social, pero los sindicatos siguen sin retirarse de esa nonnota negociación para supuestamente salir de la crisis porque viven acomplejados por su mala imagen, y piensan que para mejorarla deben estar ahí, en una negociación sin sentido, esperando que sea la otra parte la que se retire. Y ello es así por la grave indefinición sobre las fuerzas sociales que representan, haciendo sujetos de sus intenciones a parte de quienes no quieren serlo. Lo mismo pasa con los intentos de negociación del PSOE con el P.P.: el error en la valoración de qué y a quienes representan, esa falsa ilusión sobre los deseos de cambio de las clases sociales definidas a partir de su papel en el mundo del trabajo, les lleva a sustituir lo que representan por el espejo de sus deseos, por la imagen de lo que son en lugar de lo que son y representan. Los sindicatos deben decir a sus afiliados, a sus votantes, a sus simpatizantes, cuáles son sus intenciones; que desean cambiar las cosas en el mundo en que vivimos en un sentido más justo y más igualitario, y que eso es incompatible con cosas como por ejemplo votar a ese rescoldo del franquismo que es el P.P. en España, en Italia a la extrema derecha de la Liga Norte o al payaso de Berlusconi, o en Francia al encoñado de Sarkozy.

Y en España algo imprescindible en el trabajo y fuera de él: que los sindicalistas, los representantes de los trabajadores, deben ser ejemplares sin llegar al apostolado; dedicados a su tarea sindical, pero no en exclusiva; viviendo con dignidad y nunca con aprovechamiento de su condición de representantes, tanto en su vida laboral como en su vida más privada. Que no haya ni un sólo caso de este tipo, ni un solo garbanzo negro que nos fastidie el cocido. No puede ocurrir que haya un solo ciudadano, asalariado o no asalariado, que reproche a los sindicalistas cualquier aprovechamiento de su condición de representante y que tenga una brizna de razón; que cuando se le pregunte a un secretario general sobre la financiación de los sindicatos se muestre a la defensiva y sin dar explicaciones satisfactorias a ciudadanos de la calle. Ser honesto y parecerlo debe ser también -junto con el error secular de quiénes son revolucionarios- una tarea sindical. Para terminar sólo decir una cosa: ¡cómo me gustaría estar equivocado!

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Madrid, 31 de marzo de 2010



[1] Recuérdese el Anti-During de Engels.

[2] En su respuesta a John Lewis en “Para una crítica de la práctica teórica”, edit. siglo XXI.


Peludo, hasta siempre

Peludo, hasta siempre

la luz es el optimismo de la razón

la luz es el optimismo de la razón

muros, ni para lamentaciones

muros, ni para lamentaciones

¿Por qué?

¿Por qué?

planchando la oreja

planchando la oreja

¿naturaleza muerta?

¿naturaleza muerta?

el mamífero perfecto

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